“Dios
perdona, siempre.
El hombre, a veces.
La naturaleza, nunca.”
“máxima del conocimiento metafísico“
“Un tercio de la humanidad es buena, un tercio malvada y el tercio restante,
está con quien la seduce. “ Sabio maestro iluminado Lao Tsé
Fue
durante el tórrido otoño de dos mil trece cuando ese grácil animal salvaje llegaba
intempestivamente a nuestras vidas, y aún contra el escepticismo generalizado, asumo
que fue un milagro: Erase la siesta en
medio del feriado de semana santa que acopló con otro: conmemorativo de la
fallida gesta “Recuperación de Las Malvinas Argentinas” (estratégico punto que
piratas o mal vivientes marinos ocuparan para asediar desde allí a coloniales
barcos obligados a retornar a España por el estrecho de Magallanes, transportando
plata del Potosí u oro del Perú, según dichos de Galeano) que nos sumió en seis
días de inactividad. Gesta que por entonces apenas sostuvo cuarenta y
cinco días la caída del alcohólico dictador que la ordenara.
Aquí y hora, el populismo intentaría sostenerse
de ellas: detrás de esta puesta, se presienten estrategias, argucias, oportunismo, ilusionismo colectivo, distrayendo como los teros con escándalo por
un lado, mientras los pichones se agazapan en otro, captando nuestra adhesión
con temas sensibles y populares, aunque los verdaderos problemas que nos
acechan se diluyan en la ignorancia: Para ejemplo: ¿existe algún dirigente preocupado
en cómo enfrentar las consecuencias del crecimiento vegetativo de la humanidad al
punto de amenazar su propia
supervivencia? Ocupados en tapar baches
o plantar retardadores de velocidad, aumentándonos impuestos para obtener
mayores fondos, carecen de tiempo, mientras marcharíamos a un agujero negro
cósmico como raza o especie.
Respecto a las islas, diplomacia mediante, es seguro
que un día las recuperaremos, mientras tanto,” la función ha de continuar”: por
frontis el Relato, de fondo la realidad
cuasi virtual, continúan su andar dicotómicamente, como venaciones que se
ramifican y alejan hasta convertirse en dos dimensiones distintas: la una, capricho
erigido en gesta: Ajena, enunciativa, díscola y arengada por cadena nacional de radio y televisión: La otra
sazonada con inseguridad, agresión y escrache, anomia y miedo sobre ese
espacio mínimo de poder que administramos aquí y ahora.
Algo nos
asemeja a la ciudad de utilería del relato de García Márquez, con la que el
Senador Onésimo Sánchez ilusionaba a los indios desarrapados entre los estertores
fulmíneos del Caribe, sin que la sorpresa les diera tiempo a descubrir que la
ciudad de cartón estaba más despostillada y cuarteada, más decadente y derruida
(de tanto armarla y desarmarla para los repetidos espectáculos públicos a lo
largo del desierto) que el caserío donde los indios morían de desolación.
Pasó
domingo de Pascua, océano tempestuoso, mar bravío de incertidumbres y a pesar de ello, aún tendríamos que festejar
lo bien que estábamos, aunque los errores de las caprichosas políticas
aplicadas por los representantes autoproclamados herederos de los exhumados restos
de Bolívar, comenzaban a pasarnos
factura: Escindidos, en su camino evolutivo, el universo nos abandonaba: tras firmar
acuerdos con Irán, nos metamorfosearnos en orientalistas, no sin antes
estropear los vínculos económicos con occidente, manteniéndonos en default, aunque
a necesidad de nuevos créditos, nos exigen arreglar el pretérito para pasar al
futuro: Aunque el orden establecido dicta que del pretérito se pase al presente
camino al futuro.
El feriado invitaba a una semana de turismo por
el interior de nosotros mismos. Ese año llegamos a ostentar record de días no
laborables: una de las profusas libertades con la que la casta gobernante incentivan
a los votantes. Nos compran con dádivas, con Edénicos privilegios, mientras ellos,
entre decretos de necesidad y urgencia o entre gallos y medianoches agradecen
la confianza en ellos depositada apoderándose de lo público y de lo privado, negociando por bajo
la mesa, so pretexto de una supuesta guerra entre desestabilizadores y
gobernantes, entre poderes, entre dos
bandos, entre buenos y malos, los medios o yo: Espejito, espejito mágico ¿Quién?
¿Quién es más que yo…?
Populus
corrompido cuya ánima duerme si es que puede,
cree que el mundo sería mañana un lugar un poco mejor que hoy. Aunque estos
otros, ni cejan ni descansan sumando poder:
Comenzaba
a experimentar como un escozor aquel eufemismo llamado demagogia.
Nacionalizando lo antes vendido. Declarando
solemnemente: América es de los americanos, latinizando la doctrina Monroe: “La Argentina
es de los argentinos”. O naturalizándola:
Venezuela es de los Chávez .O eternizándola: Cuba es de los Castro. Cósmicamente,
planeta Tierra, es de los terráqueos. ¿Sería de Dios?
Solo menciono sin dar renombre a ejecitos de codiciosos que
administran los suburbios de la creación, aquellos que frecuentan sus
extrarradios, adonde muy pocos se animan incursionar. Seres de la línea del
medio entre bien y mal: filósofos rentados,
inmorales mercenarios, papagayos subvencionados. Judas que proliferaron con alarmante
rapidez, apuntalando por unos denarios
el relato: sobrarían ejemplos. Más eludiendo morosidad, es visible la razón por la que nuestro país arde en el
mapa mundial de la corrupción. Hasta ahora, el más conspicuo logro populista sería
enriquecimiento obsceno de su dirigencia. Mientras, populo extraviado, perezoso
y adormecido vota indisciplina, anomia, evasión
y adulteración, ningunea a la justicia, marchando
como se dice que marchan los ciegos al infierno, tomados de las manos los unos
de los otros a un neo anarquismo decadentista. Bajo eufemismo inclusivo, apropian lo ajeno
sin cargos ni culpas. Indiferentes a premios o castigos, insensibles a crímenes
o pecados, como si el mundo físico fuera el único posible: una anulación por
decreto de toda otra dimensión. Declaman airosamente, casi parafraseando a Heidegger y Nietzsche, en
su paso hacia la sinrazón: ¡Dios ha muerto!
Mientras nos, habitantes de la nación, arrojamos
residuos por doquier, contaminamos aire, tierra y agua, ignorantes del daño
ambiental causado por nuestra (inocente ignorancia colectiva) reflejados en actos de anomia, los que también comienzan a mostrar
sus consecuencias: Estos últimos años, tormentas de incendiarios veranos derriban
decenas de árboles, algo inusual en el pasado reciente y los ríos crecen y
desbordan. Algo inexistente antes de la deforestación. La irrupción de
prolongadas sequías vuelve aún más aleatoria la producción agrícola, mientras
en invierno, las heladas llegan a ser tan intensas que cercenan zafras y
cosechas
Aunque los hay que niegan el calentamiento
global post industrial y popular, último factor muchas veces superior al industrial dado el
descontrolado ritmo de crecimiento: crecen los basurales en el horizonte, mientras la gente mira para otro lado y
respira y absorbe herbicidas, funguicidas, insecticidas, rancios aromas.
Fin y al cabo ya se sabe de quién es Argentina
y de quién la Tierra, siguiendo el
entramado, cada cual es dueño de estropear el medio ambiente. O se apropia donde
haya un espacio sin decir siquiera “permiso”,
sumiéndonos en un océano de plenos derechos y nulas obligaciones, como si el viaje a través
del éter de nuestro planeta, fuera una excursión turística en primera, de un
ejército de desahuciados hacia la nada, un Titanic recién colisionado: no hay
más vida que esta, no hay más allá, no existen más dimensiones que la palpable y
la norma exige ser incumplida, o hecha la ley, hecha la trampa. Cuanto más agigantamos
el ego, más alejados estaríamos de la divinidad en nosotros mismos y el temor se
disimula con soberbia y se expresa con violencia.
Borges
dixit, “el camino es fatal como la flecha pero en las grietas está Dios que
acecha”: Tantos malos presagios de pálidas noticias que generan nuestra
casta política, pasaron a segundo orden cuando fuimos testigos en marzo de un mayúsculo milagro: Francisco heredaba el trono de Pedro.
Un papa populista en el ápice del mundo. Este luminoso hecho probó que pueden existir conspicuos argentinos obrando
bien: Desde que hermano Francisco llegó, cierta esperanza se vislumbra a futuro.
Tempranamente manifestó la “Parábola del Infinito
Perdón” otro milagro tras su asunción.
Dicen que esa parábola alude a la indiferencia
sobrehumana expuesta por Francisco ante los pretéritos desplantes en contra de
su persona en su reciente pasado como arzobispo de Buenos Aires: Catorce veces
el matrimonio presidencial le negó audiencia. Otras tantas veces huyeron ante
la inminencia de sus solemnes tedeums, a los que sus predecesores desde la
colonia hicieron tradición asistir, cosechando al paso por ventaja no tener que
escuchar la palabra “corrupción” en fecha patria. Sentaron al arzobispo a
declarar en juicios de lesa humanidad, inculpándolo de colaboracionista de la
dictadura, metiendo a la iglesia en una
cacería de brujas inquisitorial y medioeval. Enfermo el marido, la mujer le rechazó asistencia espiritual, echando del sanatorio
al enviado cardenalicio, quien solo buscaba
ungirle los óleos de plena absolución por
sus pretéritos errores, si lo hubieran dejado. Sabido es que no los necesitó entonces,
pero si los hubiera necesitado en otro no
distante que inexorable le aguardaba.
Mientras que apenas digerido el chubasco del
designio, en extremaunción de oportunismo, ahora era ella quien solicitaba audiencia a su
antes ninguneado arzobispo, y éste, sin rencor por la oscuridad de las mentes de él y de ella
en el pasado, se la concedía.
Clara lección de que en competencias espirituales es bueno ascender y
malo descender
Francisco llegaba ahora a trasuntar virtudes a todos y a todas, a rememorar que el amor se
sobrepone para vencer al odio, a iluminar la oscuridad: Sin codicia ni
avaricia, sin vanidad ni orgullo. Sencillo en humildad: era el triunfo de la
luz. La luz de Dios que nunca falla.
Ni bien
entronizado Francisco, moderno Moisés con su báculo las aguas dividió
al decir: “Pecadores si, corruptos no”, llegó a apostrofarlos de “Anticristos”: ¡Tanto
esperar la realización de la palabra bíblica y viene este Papa a decirnos que
no sería uno, sino infinitos, repartidos entre infinitos corruptos! Y si poco
fuera, entre nosotros están y ¡qué laboriosos son!
Simplemente: errar, humano es: el pecador
puede arrepentirse, más el corrupto nunca cambiará su rumbo aunque el cielo se llene
de señales: Su ruta es la propia conveniencia a expensas de la ajena: El egoísmo
como triunfo de supervivencia, la omnívora soledad de su propio ombligo. Un
peldaño menos en la evolución espiritual.
Y por simple ejercicio de retórica ¿qué hace la dirigencia política respecto al Apocalipsis?
Pura retórica: Es bien cierto que apresurarlo, preocupados en tapar con oro a
sus hijos huérfanos de padres ocupados, saben el triste infortunio que nos aguarda
si la dirigencia sigue creando problemas donde no los hay e ignorando aquellos
que se nos abalanzan, como ejemplo, los próximos cincuenta años.
Muy para
satisfacción mía, veía luz tras largo oscurantismo en los que fuimos rehenes entre
fuegos cruzados: Sí que fue un manto de niebla, cuya mayor densidad se
materializó bajo el luto de la viuda
apostrofando por cadena nacional de radio y televisión a quien le contradijera,
indefenso ante la magnitud de la amonestación, emulando a Salomé con la cabeza
de San Juan el bautista en bandeja, exhibiendo fotos de sus escrachados.
Francisco sería por ahora un cardinal, plena
luz, blanca pureza, blanco Gabriel: rebautizándose como el santo de Asís:
hermano en gratitud del sol, la luna, los elementos y la naturaleza. Algo tan
olvidado por la civilización atareada como sarna en corroer el planeta, acostumbrados a la expoliación y extracción de
los recursos naturales y al libre estropeo de los mismos. ¡Si hasta para festejar
lo estropeamos!
Francisco, proféticamente se autoproclamó el
Papa del fin del mundo. Es lo que la
humanidad estaría atestiguando sin que se haya encontrado una solución a esa
pandemia auto aniquiladora llamada humanidad versus egoísmo. ¿Quién detendría
la marcha inexorable del crecimiento vegetativo descontrolado en el planeta?
Sabido
es que el otro Francisco, apaciguó al lobo.
Este otro, debiera apaciguar a la bestia que
inunda a la ideología nacional y mundial.
Un mundo divido entre ateos y creyentes: entre
la banalización marxista del Dios ha muerto y el “Yo soy en Dios y con Dios”
del creyente.
Tras
sembrar vientos para cosechar tempestades, o como Jesús dixit: cosecharás tu
siembra, con la sociedad dividida entre mentores del vamos por todo, bajo apoyo
oficial y los del trabajo y el recto camino perseguidos y expoliados bajo el
relato de distribución equitativa, con toda la maquinaria del estado al servicio
de los perseguidores.
Sería posible preconizar que al igual que la
implosión de la unión soviética, ocurriría lo mismo a los hijos de la codicia y
avaricia argentina, terminarían siendo los zares de todas las riquezas apropiadas
por unos cuantos sinvergüenzas ladronzuelos.
Pero antes de que todo estos sombríos presagios
se concretaran, antes de que la maldad se cristalizase en nuestras auras, el
espejo que antes decía:- ¡Tú mi reina!- Sufrió estruendosa fractura: perdió gran
parte de su caudal electoral en los
últimos comicios.
Aquel ahora memorable día de la llegada del
animal, me había recostado para descansar la columna e intentaba conciliar el
sueño, aunque Vanda, la Fox Terrier, quinto integrante de nuestra familia, ladraba insistentemente.
Tomás la
invitaba a regresar al interior de la casa para evitar sus irrupciones en el descanso
impuesto por la canícula, ladrando al perseguir las aves que picotean la mayor
parte de la frutas del parque, pero desobedecía.
Yo Intentaba conciliar el sueño a expensas del
barullo y de la duda: ¿cómo continuaría tras el feriado, esa guerra instaurada
por la viuda negra tras la oportuna desaparición del hombre gris, en disputa contra
los medios que no se ajustan al relato? la tregua de seis días sin operaciones de
bolsa, sin cotización del dólar, reflejando el inexorable hundimiento de
nuestra economía, sin acontecimientos políticos, salvo el último día del
feriado, cuando un intendente dijo por twiter
estar en el agua, sin aclarar que eran aguas de las paradisíacas playas de
Brasil y no las de las inundaciones en La Plata, donde le hubiera correspondido
estar, como otro signo divino vino a
desnudar la fiesta de sus dirigentes, la falta de inversión en
infraestructura mínima y por sobre todo, el tufillo a corrupción, vociferado ya
por manifestantes en calles y plazas pidiendo que se moderaran en sus ímpetus y
terminaran ya de atropellar las instituciones, con la creencia de que se puede
refundar en el lapso de una vida lo que llevó generaciones levantar.
Ajena a reclamos
y aún a la bizarra bancarrota política, Vanda ladraba: Amodorrado yo, percibía
distantes los acontecimientos.
¿Por qué tan pocos leen? Ignoran acaso que conociendo
la realidad, es más difícil que un oportunista los lleve de las narices como
viene pasando. Además es cierto que la casta gobernante no facilita el
encuentro con la información tras haberse adueñado de los medios usándolos para
crear una ilusión de país de las maravillas. Simétricamente al ilusorio poblado
del Senador Onésimo Sánchez, la utilería comenzaba a cuartearse y a
desmoronarse ante el público desapercibidamente.
Se nos
acusa de un pacto mafioso con la casta gobernante: El “Roban pero hacen,
desplazado por El roban y ni hacen” ha movilizado la conciencia del ciudadano,
quien comienza a preguntarse ¿qué será a futuro?
Desde una de las ventanas, Tomás amonestaba a
la perra pero al mirar hacia la otra ventana para dilucidar que la enfurecía, descubre
la presencia del animal y sorprendido me llama a ver ¿qué sería eso que estaba en el jardín delantero?
Despojándome de toda pereza, salté del
entresueño a la vida ordinaria y corrí, y si los siete arcángeles hubieran caído en mi jardín,
en grande revuelo de alas restregadas por tierra entre sus multicolores rayos, sorpresa que me produciría. Pero ningún
revuelo de alas ni arcángeles tal cual se dice se manifiestan, sino que el
milagro tenía la forma de una jadeante corzuela,
con su lengua cayéndose de desasosiego y agitación, buscando madriguera entre
las cañas que separan nuestro terreno del vecino.
¿Sería posible? Cierto es que vivimos próximos
a los restos de selvas que recubren el cerro San Javier, selvas que al inicio
de la colonia, como prolongación de la gran Amazonía, cubrían la mayor parte de
la geografía nacional.
Muchos saben, que hasta ahora hicimos
desaparecer hasta al último tapir, hasta el último jaguar, hasta el último
puercoespín, hasta el último tucán y detengo
el inventario, por no ostentar sobre los saldos de nuestra ruinosa
administración de “la opulencia de Dios hecha visible para mi uso aquí y ahora”:
de la flora arrasaron tempranamente con el lapacho y el algarrobo, para pasar
más tarde al resto de las maderables, volviendo casi imposible encontrar
jacarandás o cedros en los restos de selvas nativas. Recién por estas épocas se
intentan preservar los últimos reductos selváticos.
Quizá nunca habría visto humanos y saltaba en
vano intento de fuga contra el alambrado.
Su
rojizo pelaje me tentaba a pensar en la encarnación de Uriel, entre los
bananeros. ¿Cómo sería posible su ingreso dentro del predio totalmente vallado,
a menos que existiera una rotura en la cerca perimetral?
Mientras hacíamos de valla humana para que no
volviera sobre sus pasos, comenzamos a analizar la estrategia a usar para
retenerla y protegerla en casa: Dejarla seguir su camino, era entregarla a una
muerte segura: diariamente vemos a los lugareños, por las inmediaciones, rifle en mano, buscando pequeñas presas entre las aves que embellecen
los árboles, algunas con su colorido, otras con sus cantos. Quien encontrara
una corzuela seguramente la cazaría para comerla.
Los autos representan otro riesgo: El diario circular
por los caminos vecinales nos exhibe lo poco que importa al ciudadano común la
vida de un perro, ya que por todo camino que se precie de tal en nuestra
provincia, habrá a su vera perros, gatos,
comadrejas y hasta zorros destrozados por el paso perentorio de los vehículos: cuando
con tan sólo unos bocinazos se ahorrarían muchas de estas vidas.
Por lo que, con la corzuela todavía jadeante y
desfalleciente enfrente, decidimos avisar por mail a la división de flora y
fauna.
Tras tanto elucubrar llamamos a Ezequiel, mi
otro hijo, que volviera desde la caminata virtual a la realidad física; a esa
hora corría carreras con la computadora, para que nos ayudara a conducirla
hasta la puerta (la que abrimos para que entrara) que separa la parte delantera
de la trasera de nuestro jardín.
Logramos entramparla al primer intento.
Pronto se tranquilizó y ese mismo día ya se
ocultaba entre los cañaverales. También delimitó un sitio donde hacer sus
necesidades. Sin atardecer aún el primer día de su estadía en casa, subió a la
galería a mirar por la puertaventana a Tomás, visiblemente quería interactuar,
pero él se hallaba enfrascado en ecuaciones y gráficos y apurado por la
proximidad de los exámenes antes que sociabilizar con ella.
Es cierto que mordisqueó algunas plantas de las
que cultivo en la galería y en el fondo. Al notar su preferencia por las hojas
del duraznero, corté y le entregué para que se comiera ramas completas, ya
próxima la estación de poda, sin que por eso fuera a dañar la futura
fructificación, y doy fe que la siguiente primavera obtuve la mejor y más sana
fructificación del mismo.
Afortunadamente las hojas de los Cymbidiums que
cultivo a la sombra de una extensa morera, no le resultaron apetecibles, aunque
uno de los ciruelos que comenzaba a tomar
porte, fue parte de sus placeres, dejándola a la copa asimétrica hasta hoy, como un recuerdo de su paso por nuestro
hogar.
Ni transcurridas cuarenta y ocho horas desde de
su arribo y ya se nos acercaba para olisquearnos y hacernos sutiles hociqueo cuando salíamos al jardín a observarla. Pasaron los días y la dirección de fauna no se anoticiada de
nuestro reclamo. Nosotros comenzábamos a tomarle cariño y llegamos a desear
convivir con ella, aunque quedaba por discernir sobre la reglamentación del
condominio. Esta hablaba de hasta un perro o sobre animales de granja, pero una
corzuela era un hueco en la misma y la mansedumbre del ciervo nos conquistaba
el espíritu y tentaba la idea de quedárnosla aunque por otro lado hubiera sido
cruel cercenarle la posibilidad de formar su propia familia.
Una noche de luna me levanté alrededor de las
tres de la madrugada y decidí salir al jardín para observar qué hacía y la
encontré arrellanada en el césped rumiando sosegadamente bajo la luz platinada,
ajena a las distantes luces de la capital provincial que laten rojizas en el bajo llano: su grácil cuello se erguía elegante
ante la infinidad de astros que salpican la negra bóveda.
Ni se inmutó al verme, comprobé entonces que
tenía hábitos nocturnos.
Yo suelo trabajar en la multiplicación y
trasplante de mis orquídeas y pronto se me acercaba por detrás a olisquearme.
Al tercer día, Tomás, en quien ella más confiaba,
le acercó su mano y ella le ofreció su frente para que se la acariciara. A
partir de entonces todos pudimos acariciarla cada vez que lo deseamos: Era
hembra, tendría unos cinco meses de edad. Salvaje el primer día, pasó pronto a ser
confiada y serena.
Su relación con Vanda merecería un apartado: al
principio temimos por la seguridad del ciervo, evitábamos dejarlas a solas, aunque hermana corzuela
rápidamente le inculcó respeto. Ante la primera acometida de Vanda ladrando en feroz ataque, la corzuela se le
irguió enfrentándola y haciendo como un breve golpeteo con las patas delanteras,
lo que bastó para detenerla. A poco de andar hicieron amistad y la perra la perseguía
dando amplios saltos, como si de a poco se fuera metamorfoseando en ciervo. Yo
digo humorísticamente y excusen el neologismo, que se había corzuelisado:
parecía no concebir su vida anterior a la llegada del gamo.
Por entonces, se me ocurrió recorrer el vallado
perimetral del country y comprobé que la tela tenía al menos cinco puntos de
roturas abandonados, por el que nos sólo corzuelas hubieran podido ingresar,
sino también maleantes, desnudando el poco
interés del administrador por el mantenimiento de las instalaciones. No
obstante vanagloriase de eficiente, sino también de tener superávit, lo cual
pronto también desnudó su falsía al tomar conciencia de muchos otros puntos
abandonados por su gestión.
Pasaban
los días y aunque nuestra propiedad está visualmente aislada por cañaverales y
árboles nos preocupaba la idea de que fuera a ser vista por vecinos que
creyeran que el animal salvaje era uno de los tantos caprichos humanos. Comprobé
lo poco efectiva que había sido la comunicación vía internet con los
responsables de la protección de la fauna y flora, quienes no habían contestado aún, decidí visitar la
reserva de la universidad nacional de Tucumán en Horco Molle, donde hay gamos,
ñandúes y tapires en grandes espacios. Allí dialogué con un guarda parque al
que advertí que si para ellos representaba un mínimo problema, nosotros no
tendríamos inconveniente en resguardarla en nuestro jardín de por vida. Me aseguró
que nos visitaría el siguiente día para definir su destino.
Llegó tal cual convinimos y tras interiorizarse
de como habíamos procedido para resguardarla, me pidió autorización para volver
al siguiente día con su equipo de trabajo para dormirla ya que el traslado podría
resultarle tan estresante que existía el riesgo de que muriera. También pidió
autorización para documentar todo el procedimiento.
Al día
siguiente llegaron nueve personas a casa entre guarda parques, veterinarios,
biólogos y camarógrafos.
Gracias al vínculo alfa que tenía sobre ella, Tomás
fue el encargado de acercarla para que le inyectaran el somnífero.
Habíamos encerrado a la perrita en el interior
de la casa, no fuera que inoportunamente estropeara la operación traslado, lo
que prontamente mostró ser un craso error: al ignorar su partida, la buscó por más de una semana entre los
cañaverales y árboles del parque, le costó resignarse a la pérdida.
Tras dormirla, la pesaron, le extrajeron sangre
para estudios, determinaron la población de parásitos que tenía, entre otros
garrapatas y le taponaron orejas, vendaron ojos, inmovilizaron patas y ataron
la lengua para evitar se ahogara con ella. Luego la introdujimos en un cajón y
trasladamos a la reserva de catorce mil hectáreas de selva de la universidad
donde previamente hubo que despertarla para liberarla.
Despierta y transpuesto un portal que separa a la
reserva del mundo cotidiano, salió tranquilamente del cajón de madera. Tuve el privilegio
junto a mi hijo Tomás, de levantar la puerta que la separaba de su libertad y
futuro.
Ella comenzó a olisquear las frondes de los
helechos como reconociendo sus aromas salvajes, lenta pero inexorable se fue
introduciendo entre las hierbas gigantes de lata y pobre, pisando el musgo
antediluviano, volviendo al tiempo virginal del cual por accidente había salido, resuelta, sin dudas pero sin apuro avanzó
entre la vegetación y sin lamentar el hecho de que nos iba abandonando para
siempre.
La vimos sumergirse sin prisa entre la barroca
profusión de vegetales: Cedros titánicos, San Antonio y Laureles cuyas copas sostienen infinidad de
epífitas: bromelias, orquídeas y cactáceas que penden como lianas entre
infinidades de lianas. Lentamente mientras avanzaba, se fue volviendo una con la flora hasta desparecer en la espesura:
Como si una niebla de helechos se la hubiese engullido.
Sin prisa, antes de desaparecer, la hermana
menor echó una mirada hacia atrás, desde donde yo la espiaba pletórico, ocultando mis lágrimas: ¿de emoción? ¿Gratitud?
por ese instante milagroso y divino que la vida nos deparó. Muchas veces viví situaciones
milagrosas. Hay quienes creen que los milagros no existen: serían manifestaciones naturales de fenómenos que
ignoramos: por el contrario yo los percibos diariamente, este nos hizo mejores
personas a mi familia y a mí. Unos pasos atrás, el camarógrafo registraba ese
momento memorable que no quise rever: lo habíamos vivido, lo habíamos
construido tomando la decisión correcta, no necesitaba reforzar mi ego. Es más,
lucho diariamente contra él a sabiendas que es allí donde arde la hoguera de las vanidades: Había
obrado rectamente respetando la vida y devolviendo a Dios lo que es Dios: un minúsculo
milagro de esperanza para aligerarnos el humor que nos había ganado durante el
oscuro reinado de las sombras. Era un augur de que a partir de entonces comenzaba
a llegar la luz. Que la oscuridad demagógica y populista sería superada por la
convicción de que estamos para ascender en la evolución del universo y no para
estancarnos, mucho menos aún para involucionar.
Bueno sería que la sociedad se sintiera ya
saciada de tanta carne para descubrir el fuego del espíritu.
Bueno sería que el materialismo feroz de la codicia y de la
avaricia sean calificadas formas de la ignorancia.
Bueno sería que el mensaje metafísico encerrado
en el relato sobre Sodoma y Gomorra fuera entendido y todos y todas concluyeran
por entender que los pueblos corruptos se autodestruyen.
Al
iniciar dos mil catorce, desapercibido para el público, como tantas otras
noticias, el matutino de La Gaceta publica: “milagrosa reaparición del Tucán
Grande en nuestra nubo selva”, dado por extinto en la década del sesenta del
pasado siglo. Mientras tanto, biólogos y guarda parques ensayan argumentos para
explicar lo inexplicable.
Érase una bandada de siete la que fue avistada
Érase para Platón y para San Pablo que Dios, es luz
La luz es la suma de los siete fuegos
Siete también los Elohím
Siete los arcángeles
Siete días para la creación
De entre tantas coincidencias y simetrías
rápidamente pude leer en el mapa de causalidad universal el designio divino: Si
aún la naturaleza prueba sobreponerse a la humanización del planeta, a su
desnaturalización en aras de un supuesto progreso, si aún estuviéramos a tiempo
de cambiar de paradigmas y evitar el
omnívoro yo, yo, yo para mirar al
prójimo, a los hermanos menores del reino animal y un día también quizá aceptemos que los
vegetales son también nuestros hermanos y que de ellos descendemos. Sería un
paso más en la evolución de nuestra raza en aras de su ascensión: sería acaso vencer
el egoísmo o el ego: Ese fin del mundo anunciado, se transmutaría en un fin tal
como lo conocemos o creemos conocer, envilecido por el materialismo ateo y
desesperanzado para dar nacimiento a uno mejor.
Si aún natura es capaz de emerger de la desesperanza
y sobreponerse, ese apocalipsis tendría razones para esperar.
Vades retro anticristos
Vades retro corruptos
Dios está en todos y todos en Dios.
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