sábado, 12 de diciembre de 2015

Agonizando lentamente

El general no tiene quien lo mate


                             A la realidad le gustan las simetrías y los leves                        anacronismos.
                              Jorge L. Borges “El Sur”


Sobreponiéndose al tumulto del motor, el chasquido denunciaba  los giros de las aspas del inmenso helicóptero: gritos intraducibles entre las esporádicas explosiones de bombas incendiarias lo hacían sentir un jinete del Apocalipsis sobre su divino corcel purificando con fuego el vegetal océano de las selvas del Ñuñorco, abajo rojas lenguas se elevan infructuosamente hacia el cielo, es inútil, el poder del cielo está a bordo de la máquina de acero. Nada que hubiera en tierra ahora llegaría más alto que el infierno que les aguardaba a aquellos que habían transformado  la selva en nidal de sarnas, ineptos, jamás lograrán imponer sus ideas.


 Fin de año, sumido en su sopor de analgésicos, el general se pierde, a ratos, en los giros de la memoria: afuera, entre los frondes del parque algunos niños tiran petardos, desde su lecho donde agoniza indefinidamente, el sonido del compresor de la máquina que necesita para seguir respirando le recuerda a las batallas sobre las selvas del Yucumán. Desde la televisión se escucha que el peritaje oficiado en tiempo récord para dilucidar el tema del enriquecimiento ilícito de un matrimonio famoso está plagado de errores.
 Ni niego.
 Ni afirmo.
 ni niego,
 ni...


                                                                                                      J.N. 2010 

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