miércoles, 17 de junio de 2009

NEOMITOS DEL TUCUMÁN

Anegada por la ola figurativa que retorna pujante, peligra la estimable memoria de un valor argentino.
Crónicas de Bustos Domecq, Jorge L. Borges y
Adolfo B. Casares.)

Estimada Yení ¿María Eugenia Valentié?:
Siempre atento a su misteriosa aunque meritoria trayectoria en el estudio de la metafísica además también su reconocida curiosidad en el campo de los símbolos y mitos, le acerco este manuscrito cuya historia detallo posteriormente:

Peligra la estimable memoria de un valor nuestro, el ya desaparecido Frederics Locastrante, quien tanto anheló la trascendencia y duerme hoy el frío olvido bajo la dura lápida que no lleva ni la inscripción de su nombre.
Buscó como el Talmudista, pero no por el placer de buscar, sino por el de encontrar, lo que él llamó la más grande de las creaciones: el alfa y la omega. La explicación original, que según su propia teoría en nada divergirá de la final, explicaciones que el tiempo solo abreviará.
Vasto es recordar que nos legó el producto de su concisa obra que atesoró con el denominativo de Neomitos del Tucumán. Muerto de forma por demás dudosa mientras montaba bicicleta en un conocido paseo público una neblinosa mañana y cuyos detalles, para no herir la delicada susceptibilidad del desprevenido lector no citaré. Paso a rememorar sus pensamientos:
Que el Aconquija es una india dormida.
Que da a luz en cada Zafra.
Que el Ñuñorco son sus pechos perfumados por una flor antigua.
Que la niebla de Junio en Concepción es producto de su respiración jadeante.
Que cuando su respiración nos empapa la magia mordisquea la copa de los árboles.
Que el Cochuna son sus lagrimas que corren en dirección al Atlántico.
Que su selva guarda monstruos prehistóricos petrificados.
Que allí mismo los duendes acostumbran a esconderse entre helechos y orquídeas.
Que en el ojo de Iltico lloran las Salamancas.
Que a las cadenas las arrastran los tractores y la ignorancia.
Que la prepotencia lleva el nombre de Corona.
Que la joya antigua se derrumba por la pereza y la ignorancia en Medina.
Que San Miguel crece por fuera y se empequeñece por dentro.
Que nuestra dirigencia fue siempre dirigida por los dirigidos.
Que ahí la libertad se muestra desnuda.
Que Agosto es de azahares.
Que hacia Octubre los lapachos empalidecen los ocasos.
Que si despertáramos a la gran india perderíamos su abrigo.
Para nuestra desdicha y del mismo Locastrante, su obra no prosperó: murió en los papeleros de varios renombrados periódicos. Casi como decir que Locastrante tuvo muerte de papel quemado. Como tampoco dejar de leer que la obra fue ignorada por editores varios.
Hoy en agonía rememoro su gallarda figura. ¿Por qué lo habré asociado con agonía? Pero no quiero culpas en mi conciencia y en descargo haré un manojo de su obra con la última fuerza de mi existencia. Entrégola al mundo para que la engulla su ignorancia y cumplo honrando su memoria.

Sospecho estimada señora que se trata de un original quizá copiado junto al lecho de un enfermo. Esto se deduce en parte por sus muchas fallas. Por lo demás: fue recogido de una papelera en Ginebra hace un par de años por la escritora Alba Omil, de cuyas manos me fueron entregados. Se lo acerco y pongo a vuestra consideración.



JORGE J. NAMUR

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